EL PROPÓSITO DEL MÚSICO CRISTIANO

Paráfrasis de  la 1 carta a los  Corintios  13: 1 - 13
Para el músico cristiano.

Si yo cantara y tocase mi instrumento como el más brillante, destacado cantor y músico, en diversas lenguas y géneros de interpretación de cánticos y dominare todas las canciones seculares y de lenguajes angelicales y no tengo sentido y objeto de hacerlo; soy como un metal ruidoso o un címbalo que lastima por su agudo zumbido.

Y si tuviera el don de conocer todas las técnicas, misterios y conocimientos hasta hoy descubiertos de la música, de manera que traslade a todos los oyentes al mismo cielo, buscando mi gloria nada soy.

Y si enseñase todo mi conocimiento gratuitamente para que todos tuvieran el conocimiento que yo poseo, entregando todo mi tiempo y vida, hasta morir de hambre y cansancio, ante ellos quedara reconocido e inmortalizada mi memoria y me hicieren una estatua y me dan gloria, nada soy.

EL ministerio ideal no pierde su razón de ser y existir cuando está enfocado a quien lo pensó; es hermoso, es benigno, no busca lo suyo, no se alaba en extremo de sí mismo, no es vanaglorioso, ni envidioso, no se molesta sin causa alguna, ni causa disgusto y molestia cuando alguien le recomienda, le aconseja y le enseña. No provoca ni es provocado a rencor, no se queja, más se goza aún en el sufrimiento.

No causa, ni es causa de divisiones, siempre procede con sencillez, verdad, es sincero. Busca caminar siempre con respeto y amor; todo lo hace por servir como lo hizo su Señor, aunque sufra todo lo cree, con sabiduría, porque es dedicado a la Oración y a la palabra. Todo lo soporta con el fin de darle la gloria a Dios.

El ministerio de la música creada por Dios nunca acabará, pero los músicos vanagloriosos si, los géneros de música y músicos también, los géneros de interpretación e instrumentos seculares,  mundanos no quedarán; asimismo todo aquel que siempre busco e hizo lo suyo para sí mismo, no  para Dios. Las lenguas, los labios, los sabios, los poetas que cantan, desaparecerán y las canciones que no dan honor a su Creador. Porque en parte conocemos gran variedad de  instrumentos sin fin y otros por inventarse y ser creados, música tan hermosa que todavía  mañana se escribirá  en partituras de papel, así sean de oro.

Todavía no conocemos un silencio ni una nota eternal, ni siquiera sabemos si existirán y se ocuparan partituras como la que usamos hoy; porque todavía no conocemos nada, de lo que se ha preparado en el cielo, por su mismo diseñador para su propio fin, que aún será más sublime de lo que una mente humana pueda imaginar.

Pues cuando venga lo perfecto, esto imperfecto de hoy que intentamos sea perfecto al conocer más, a nuestra propia capacidad de imaginación e interpretación, acabará y quedará al fin lo perfecto.

Cuando yo era niño en la música, crecía y aprendía, y tocaba como niño, me envanecía como niño, sin saber porque; cuando me aplaudían sus miradas. Me sentía indispensable en un culto porque mi conocimiento, mi ardua práctica y labor tenía éxito, fruto,  y me alababan para que enseñara.

Ahora que ya conozco para que fui creado, alabo y honro a mi Creador, si acaso eso puedo mientras hacer, con todas mis carencias que son más que virtudes. También crecí y ahora como pequeño maestro, pero sigo siendo nada, ni lo seré algún día, y deje lo que hacía y como procedía de niño porque no lo necesitaba.

Ahora vuelvo al espejo y me miro a mi mismo pero no veo lo que realmente es, pero cuando tenga esto material, superficial que veo y conozco, su fin y sea purificado, vendrá la luz y nuestro ministerio se descubrirá. Porque veremos cara a cara al que nos diseñó y pensó en un principio su fin para cada uno de nosotros, y pensó en un plan para acercarnos cuando estábamos alejados, perdonar nuestras intenciones pecaminosas pagando con su hijo por el perdón de nuestros pecados con su sacrificio en una cruz. Para que pudiéramos entrar al reino den los cielos y continuar nuestro  bello ministerio para el cual Dios nos escogió, añadiendo esos talentos.

Porque no conocemos todavía nada, aunque digamos que conocemos todo, lo relacionado con la música, pues vendrá el día y la hora, que conoceré como fui conocido.

Ahora permanecen la música, el amor como la máxima expresión del sentimiento a Dios en ella, la paciencia, la humildad con que desarrollo mi ministerio, pero el mayor de ellos sigue siendo el Amor, porque con él, lo hago para Dios, mi Señor, mi salvador Jesucristo y su Espíritu Santo, Amen.                                                   

    VGGI PHGDD  
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La adoración y alabanza
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