Dios quiere todo de ti  (no una  alabanza subjetiva,  en  tu 

Propia opinión) Dios no quiere una parte de tu vida. 

Jesús le DIJO: Amarás al Señor tu Dios Con Todo Tu

Corazón, y Con Toda tu alma, y Con Toda Tu Mente…

Mateo 22: 37-39

 

A  Dios No le  interesan los compromisos a medias, la obe-

diencia  Parcial   y   las   sobras  de   tu tiempo   y   dinero.  

Quiere  tú   Devoción Plena,  no  pedacitos  de  tu  vida.

 

(Subjetiva) Una mujer samaritana en cierta ocasión discutió 

Con Jesús   acerca  del  mejor   tiempo, lugar   y   estilo   de   

Adoración.  Jesús  le  contestó   que   esos   aspectos eran 

Irrelevantes. El lugar  de adoración no es tan importante 

Como por qué Adoramos  y  cuánto  de  nuestro  ser  le  

Ofrecemos a Dios cuando  lo  hacemos. Hay  una  manera  

De adorar,  buena o mala.  (Objetivo) La  Biblia  dice: «Así  

Que nosotros, que  estamos recibiendo un reino inconmovible, 

Seamos  agradecidos. Inspirados por  esta  gratitud,  adoremos  a Dios como a él le agrada,  con  temor reverente» Hebreos 12:28

 

(Un paréntesis) OBJETIVO: Un hecho objetivo sería que una persona me dice: no tires basura en la calle.

SUBJETIVO: Yo interpreto esta actitud como altanera y agresiva, y me formo una imagen de esta persona como arrogante y pedante. No obstante, otra persona, podría  haber interpretado   este  hecho objetivo como: Esta persona es buena, me corrige mi error y es responsable.

De esta manera comprendamos bíblicamente y objetiva cual es La adoración que agrada a Dios  y  tiene ciertas características:

1. A DIOS LE AGRADA LA ADORACIÓN EN VERDAD

La gente suele decir «Me gusta pensar en Dios como alguien que…» y plantean la idea de un Dios a quien le gustaría adorar. Pero no podemos simplemente crear nuestra propia imagen de Dios (subjetiva, y de esta manera, con estos instrumentos debemos adorar),  la que nos resulta cómoda y políticamente correcta (llevarla a cabo), y adorarla. Eso es idolatría.

La adoración debe basarse en la verdad de las Escrituras (objetiva), no en nuestra opinión acerca de Dios (subjetiva). Jesús le dijo a la mujer samaritana: «Los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que le adoren» Juan 4:23.

«Adorar en verdad» significa adorar a Dios como la Biblia verdaderamente lo revela (objetiva).

 

 

Cuando Jesús dijo que debemos «adorar en espíritu» no se refería al Espíritu Santo sino a nuestro espíritu. Fuimos creados a imagen de Dios y, por lo tanto, somos un espíritu que reside en un cuerpo, y él diseñó nuestro espíritu para que pudiéramos comunicarnos con él. La adoración es la respuesta de nuestro espíritu al Espíritu de Dios. La adoración que agrada a Dios es más que emocional, sobre todo doctrinal. Con nuestro corazón y nuestra cabeza. (Salmos 47: 7 Nos dice: Porque Dios es el Rey de Toda la Tierra; Cantad con inteligencia).

 

Cuando Jesús dijo: «Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma» quería decir que la adoración debe ser auténtica y sentida, de corazón. No se trata sólo de decir las palabras correctas; debes creer en lo que dices. ¡La alabanza que no brota del corazón no es alabanza! No sirve de nada, es un insulto a Dios. Cuando adoramos, él mira más allá de nuestras palabras, observando la actitud de nuestro corazón. La Escritura afirma: «La gente se fija en las apariencias, pero yo, (el Señor) me fijo en el corazón» 1 Samuel 16:7b.

 

Muchas personas confunden las emociones conmovedoras producidas por la música con las estimuladas por el Espíritu, pero no son iguales. La verdadera adoración ocurre cuando nuestro espíritu responde a Dios, no a una melodía. En realidad, algunas canciones sentimentales e introspectivas entorpecen la adoración porque de concentrarnos en Dios, pasamos a enfocarnos en nuestros sentimientos. Cuando adoramos, el factor de mayor distracción somos nosotros mismos: nuestros intereses y preocupaciones acerca de la impresión que damos (en medio de la congregación, a otros músicos mejores que yo, a quien nos escucha, olvidándonos que esa alabanza es dirigida a Dios, le guste o no le guste a quien está alrededor mirando, de lo objetivo me quedo en lo subjetivo).

 

Los cristianos no se ponen de acuerdo con respecto a la manera más adecuada o auténtica de alabar a Dios (objetivo), pero estos argumentos lo que más reflejan son las distintas personalidades (gustos de sí mismos) y trasfondos  (la cultura musical, popular, de moda que le rodea, subjetivo). La Biblia menciona diversas formas de alabanza: La confesión, el canto, los clamores, el estar de pie, el arrodillarse, el baile (en algunas doctrinas se descarta por caer en el desorden y deleite de la carne), el hacer ruidos de gozo, el testimonio, la utilización de instrumentos musicales (pero en verdad, es subjetivo, pues los instrumentos, cosas materiales, no son más importantes que la ofrenda de tu corazón a Dios que es el objetivo) y el alzar las manos (que aun sería más importante en actitud de entrega que el tocar un instrumento con la mejor técnica profesional posible). El mejor estilo de adoración es el que más auténticamente representa nuestro amor a Dios (objetivo), basado en el trasfondo y la personalidad que Dios nos dio.

 

Mi amigo Gary Thomas se dio cuenta de que muchos cristianos en lugar de tener una amistad vibrante con Dios, parecen estancarse en la costumbre -la adoración se convierte en una rutina satisfactoria- porque se obligan a usar métodos devocionales o estilos de adoración que no se adaptan a la unicidad con que Dios los creó. Gary se preguntó: «Si Dios con toda intención nos creó a todos distintos, ¿por qué deberíamos amarlo de la misma manera?».

 

Una cosa es cierta: No darás gloria a Dios intentando ser alguien que él nunca se propuso que fueses. Dios quiere que seas tú mismo. El Padre está «buscando personas que, cuando le adoren, sean sencillas y sinceramente ellas mismas cuando se presenten a él». Juan 4:23.

 

El mandamiento de Jesús de «amar a Dios (con toda tu alma, con todo tu corazón y) con toda tu mente» se repite cuatro veces en el Nuevo Testamento. A Dios no le agrada que cantemos himnos, oremos con apatía y exclamemos con indiferencia ¡Gloria a Dios!, sin pensar en lo que hacemos, porque no se nos ocurre otra cosa que decir en ese momento. Si no pensamos en lo que hacemos cuando adoramos, la adoración no sirve, lo subrayamos. Tu mente debe estar puesta en lo que haces. Además, sé específico. 

Si alguien se te acerca y repite: «¡Te alabo!» diez veces, es probable que pienses «¿Por qué?». Tú preferirías dos cumplidos específicos a veinte generalidades vagas, Dios también. (De nada servirá una alabanza llena de oraciones, poemas hermosos, en versos y prosas, de meditaciones si no tiene lo principal, a quien se dirige, porque lo cantas, a quien lo cantas, que cantas y de donde proviene y por último en que actitud) En Proverbios 23: 26 dice todo: Dame, hijo mío, Tu Corazón,  Miren Y tus ojos por mis caminos.

La palabra de Dios afirma (objetiva): «Les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios» Romanos 12:1. ¿Por qué quiere Dios tu cuerpo? ¿Por qué no dice «ofrezcan su espíritu?». (El cuerpo debe ser santo, para ser usado, apartado de, para. Los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo hicieron literal esta petición en respuesta a Dios, entregando además de sus alabanzas, al anunciar el evangelio de salvación, su cuerpo físico para ser sacrificado en el nombre de Cristo su salvador, al proclamarlo que es otro tema tan importante que debemos incluir en la alabanza. Hebreos 13:15 dice: Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de Él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.) 

Porque sin el cuerpo no podemos hacer nada en este planeta. 

En la eternidad recibiremos un cuerpo nuevo, mejorado, actualizado, pero mientras estemos en la tierra, Dios dice: «¡Dame todo lo que tengas!». Él solamente está siendo práctico en cuanto a la adoración. La verdadera adoración se arraiga en la Palabra y se debe perfeccionar cada día para gloria de Dios.

 

(Transcrito) Iglesia De Dios R.D.